CARONTE: EL HADES TE ESPERA

Como ya sabemos, la mitología griega enumera varios puntos geográficos por donde se podía ingresar al inframundo. Si bien las entradas al Hades eran visibles, ingresar a él no era tarea fácil para los vivos, ni siquiera para héroes de la talla de Heracles, Orfeo, Teseo y Piritoo, quienes fueron de los pocos que pudieron acceder con vida a los infiernos.



Para entrar a Hades era necesario cruzar el río Aqueronte, para esto se debía afrontar a nuestro personaje de hoy, el barquero Caronte, cuya barca, hecha de pedazos de corteza era el único medio de transporte en aquellas aguas oscuras e insalubres.



Caronte era un genio infernal, hijo de Erebo y de las Tinieblas y hermano de la Noche. El eterno cometido que le asignó el dios Hades rey del inframundo, era el de transportar las almas que se concentraban en las orillas del río, cerrando el paso a los vivos que por laguna razón intentaban atravesarlo.



Tenía un aspecto siniestro, con barba blanca y espesa. Virgilio lo describe en la Eneida como un hombre repugnante a la vista, de ojos llameantes, cubierto con un sucio manto que pendía anudado sobre sus hombros. Su actitud era despectiva y brutal: con el remo alejaba las sombras o las dirigía a su barca inprecándolas gravemente y llenándolas de insultos, y era implacable en cuanto a los que no tenían derecho a usar su transporte.



Para su trabajo exigía de los difuntos el pago de una moneda, llamada naulum; quien no pagara estaba condenado a errar sobre las orillas del río durante 100 años antes de poder llegar al Hades. Por éste motivo, en la antigua Grecia, dejar un cuerpo sin sepultura era el mayor de los ultrajes. Por otra parte, si no se depositaba en la boca del muerto, o en su tumba una moneda, el difunto sería rechazado por Caronte.



FUENTE: El maravilloso mundo de la arqueología - Mito de Caronte - Planeta DeAgostini

LADY JANE GREY: LA TRISTE HISTORIA DE LA REINA DE LOS NUEVE DÍAS

Para acceder al trono, María Tudor tuvo que enfrentarse a una joven de 16 años, Jane Grey, candidata de una facción de la corte inglesa. Su reinado de nueve días y su posterior ejecución a los 16 años suscitaron una leyenda de princesa inocente y desventurada que contrasta con la imagen de "María la Sangrienta", su rival victoriosa. Lo cierto es que, pese a su juventud, Jane poseía notables cualidades, entre ellas una refinada educación.



A través de su madre, Jane Grey era bisnieta de Enrique VII, y fue eso lo que la convirtió en juguete de la facción de la corte empeñada en consolidar el régimen protestante en Inglaterra e impedir el acceso al trono de la católica María. Uno de sus cabecillas, el duque de Northumberland, logró que Jane se casara con su hijo, Guilford Dudley, en mayo de 1553, Poco después Eduardo VI la reconocía como heredera en su testamento.



Eduardo VI murió el 6 de julio del mismo año. Tres días después Jane acudió a la casa de la familia de su marido. Se encontraban allí varios representantes de la alta nobleza, que la saludaron con entusiasmo y se arrodillaron en signo de reverencia. A continuación se le comunicó su acceso al trono. Jane, desbordada por la situación, musitó primero que no se sentía preparada, para finalmente aceptar, rogando a Dios que la ayudara.



El reinado de Jane Grey duró tan sólo 9 días. María Tudor, a la que los consejeros de Jane declararon excluída del trono por ser hija bastarda, reunió sus fuerzas en Suffolk y obtuvo el apoyo de la opinión legitimista. El 19 de julio hacía su entrada triunfal en la capital. Jane fue puesta inmediatamente bajo arresto en la Torre de Londres, aunque se la trató con miramientos y nadie creía que fuera a pagar su aventura con la vida.



La suerte de Jane Grey quedó sellada en enero de 1554. Thomas Wyatt organizó una sublevación contra María Tudor con el propósito de "restaurar" a Jane en el trono. La rebelión fracasó, y aunque la joven prisionera no tuvo nada que ver con ella, María Tudor y sus consejeros decidieron eliminar a su peligrosa rival. El 8 de febrero su capellán vino a anunciarle la ejecución y le ofreció convertirse al catolicismo, lo que ella rechazó.



Guilford Dudley fue llevado al cadalso en la mañana del 12 de febrero. Por la tarde le llegó el turno a su esposa. En atención a su condición real, María Tudor ordenó que la ejecución se realizara sin público, en la Torre Verde, situada en el complejo de la Torre de Londres. La acompañó su capellán, John Feckenham, que la guio cuando ya la habían vendado. Fue enterrada junto a su marido en la capilla de Sam Pedro, en la misma Torre.


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LOS CARROS DE GUERRA EN LA ANTIGÜEDAD




La guerra de carros tuvo su origen en Mesopotamia poco después del 3500 a.C., cuando ciudades como Ur confiaron en carros de dos y cuatro ruedas como su fuerza de ataque principal.

Carro de guerra sumerio


Tirados por onagros, o asnos salvajes, estos primeros carros eran pesados y poco maniobrables y usados probablemente para ataques frontales. Con la invención de la rueda de radios, tecnología introducida probablemente por los hititas, debido a que eran más ligeras que las ruedas de madera macizas, la capacidad de maniobra de estos vehículos se mejoro mucho, especialmente cuando hacia el 2000 a.C. se introdujeron los caballos.

Estandarte de Ur


En Egipto lo introdujeron los Hicsos, cuando lo invadieron en el siglo XVII a.C., la gran movilidad que les daba el carro contra la infantería egipcia, les hizo ganar varias batallas.

Con el paso de los años los egipcios fueron desarrollando su ejército, volviéndolo uno de los mas grandes de la época, llevando a la reconquista y expanción de Egipto.

Carro de guerra egipcio


Estos perfeccionaron el carro hicso, fabricándolo con materiales mas ligeros y corriendo el eje del centro hacia atrás hicieron que tuvieran más estabilidad. los egipcios colocaban sobre sus carros uno o dos arqueros y aljabas llenas de flechas a los lados que se usaban tanto para la guerra como para cazar.



El crecimiento gradual de la caballería, especialmente la persa, gracias a una cría mejor y a mejores bocados, redujeron el carro en todo el mundo antiguo a un vehículo para la caza y para las carreras.

Batalla de Qadesh


Para la época de la batalla de Gaugamela en el 331 a.C., los carros estaban pasados de moda como arma de guerra, salvo en India. Aquí se guardaban para los carros los mejores caballos y se mantuvieron como arma durante 700 años después de esta batalla, a pesar que sólo 5 años más tarde los 80 o 100 carros usados contra Alejandro en el Hidaspes por el rey Poro se quedaran empantanados en el barro.


Carro de batalla persa con cuchillas en sus ruedas en la batalla de Gaugamela

FUENTE: Grandes Batallas del mundo - Editorial Rombo

https://batallasenlahistoria.wordpress.com/2016/03/16/carro-de-combate-egipcio/

https://www.armas.es/mundo-armas/el-carro-de-guerra-en-la-antigueedad-parte-i

EL OCASO DE ANIBAL: BATALLA DE ZAMA -OCTUBRE DEL 202 A.C.-

En la batalla de Zama, Anibal pretendía desorganizar al ejército romano lanzando contra su centro a sus elefantes. La penetración exitosa del centro del enemigo ofrece la perspectiva de su envolvimiento por la derecha y la izquierda. Si el movimiento ha de tener alguna esperanza de éxito, suele tener que debilitar peligrosamente los flancos del atacante para aportar el impacto suficiente en el punto de ataque.



Si el ataque fracasa, como lo hizo el de Aníbal, porque Escipión adivinó su movimiento y porque sus elefantes huyeron en estampida, el atacante puede encontrarse con su ejército en confusión y desmoralizado.

Aníbal inició la batalla de Zama un día de principios de otoño, caluroso, sin viento,ordenando a sus 80 elefantes, colocados en el centro de su ejército, delante de su primera línea de infantería, que cargaran contra el centro romano.

Estos elefantes de bosque, actualmente extintos, sólo alcanzaban unos 2,5 m de alto en la cruz y llevaban a uno, a lo sumo dos arqueros o lanceros, además del conductor.



Escipión, colocado detrás de su ejército, ordenó dar un trompetazo a lo largo de toda su primera línea cuando los elefantes, a la carga, estaban casi encima de sus hombres. El ruido estridente aterrorizó a los animales, muchos de los cuales se volvieron atrás sobre las tropas cartaginesas. Muchos cayeron sobre la mejor caballería de Aníbal, los númidas de su izquierda, a punto de cargar,y la desorganizó al espantar a los caballos.



Escipión, había desplegado a sus hastati, la infantería pesada, con los manípulos, uno detrás de otro, de manera que dejaran pasillos entre ellos. Ofrecían vías de escape obvias para los elefantes, todos aterrorizados ya, y muchos heridos por las jabalinas de los vélites. Los que no se volvieron atrás se perdieron entre las líneas romanas.



Había jinetes númidas en ambos bandos en Zama, pues, aunque Numidia,el país de los nómades (actual Argelia) era tradicionalmente aliada de Cartago, Escipión se había ganado la confianza del rey Masinissa, quien trajo consigo 4000 jinetes y 6000 peones.

El rey Masinissa en la derecha romana, viendo la confusión de la caballería cartaginesa, ordenó de inmediato a sus númidas que cargaran, y expulsó al enemigo del campo. Los elefantes en estampida crearon casi la misma confusión en la derecha de Aníbal, y la caballería itálica de Lelio aprovechó la oportunidad para atacar. Ambas alas de la caballería de Aníbal estaban, pues, derrotadas a los pocos minutos del primer ataque.



Los conductores de elefantes estaban equipados con un martillo y un punzón que clavaban en el cerebro del animal si este enloquecía. En la confusión que siguió al trompetazo romano, los conductores no tuvieron tiempo de destruir sus monturas antes de caer sobre sus propios soldados.

De los 80 elefantes que Aníbal empleó en Zama, once fueron muertos y los demás huyeron o fueron capturados y desfilaron más tarde en el triunfo formal de Escipión en Roma durante el año siguiente.



La infantería romana y cartaginesa estaban igualadas y la lucha que se entabló entre ellas no fue decisiva. Pero Escipión venció en Zama cuando sus dos alas de caballería, una vez expulsada y derrotada la caballería cartaginesa, volvieron en el momento crucial y atacaron al ejército de Aníbal por la espalda antes de que hubiera podido emplear a sus veteranos de Italia.

Tanto Polibio como el historiador romano Livio cifran las pérdidas cartaginesas en 20.000 muertos y otros tantos prisioneros. Las bajas romanas no se conocen, pero una estimación probable es de 2000.

Aníbal no abandonó el campo de batalla hasta que se perdió toda esperanza, luego escapó a Hadromentum con unos cuantos jinetes. Escipió, con su habitual magnanimidad, dijo que Aníbal "adquirió la fama de haber manejado a sus tropas ese día con juicio singular".


FUENTE: Grandes Batallas de la Historia del Mundo -Batalla de Zama - Editorial Rombo

LOS JENÍZAROS: LA GUARDIA PRETORIANA DEL IMPERIO OTOMANO

Para empezar a hablar de los Jenízaros (del turco Yeniçeri, que significa "nuevas tropas), hay que decir que era la guardia personal del Sultán en el Imperio Otomano.

Su creación se remonta a los tiempos de Murat I en 1330, al principio esta guardia que se podría llamar pretoriana, estaba formada por jóvenes cristianos prisioneros de guerra y también por adolescentes que las familias de los pueblos sometidos pagaban al Imperio en forma de tributo.



Tenían una instrucción casi espartana, con duros entrenamientos físicos y preparados para ser soldados profesionales, se transformaron así en el primer ejército permanente del Imperio Otomano.

Eran instruidos en la religión musulmana, en idiomas, literatura y otras disciplinas. Se les tenía prohibido casarse y eran propiedad personal del Sultán.



El resultado de esta instrucción, fue una especie de monje guerrero, que desde niño era entrenado y adoctrinado para servir a la Sublime Puerta hasta la última gota de sangre; junto a los Tercios españoles fueron de las mejores tropas de infantería en su tiempo. Gracias a ello, el Imperio Otomano terminó de conquistar lo que le quedaba del Imperio Bizantino y gran parte del territorio cristiano de la Europa del Este, hasta llegar a las puertas mismas de Viena.



Su lealtad y disciplina les otorgó la máxima preeminencia en los ejércitos otomanos, eran sirvientes directos del sultán, y a pesar de su condición de "esclavo",tenían muchos privilegios económicos y administrativos.



Por ejemplo, en un caso de ser juzgado algún integrante, sólo lo hacían tribunales que eran propios, no compartían celdas con los demás presos y tampoco podían ser ejecutados en el mismo lugar, y si el acusado era encontrado culpable, debía ser ejecutado de noche en Rumili Hissar, y su cadáver era arrojado al Estrecho del Bósforo.



Su estructura de mando giraba en torno a siete oficiales, adjak agalari, al frente de los cuales estaba el agá, que era el comandante en jefe de toda la hueste, el cual era elegido desde el reinado de Selim I (1512) por el sultán.El kul kehaya o kehaya bey, jefe del Estado Mayor de esta unidad no podía ser destituido ni siquiera por el sultán.



Considerados hijos del Sultán, los jenízaros se llenaron de gloria por más de 300 años de conquistas, que culminaron con Soliman el Magnífico (1520-1566). En el siglo XVI llegaron a ser 30.000 efectivos.

Dentro del Imperio, habían adquirido mucho poder, y su influencia llegaba a extremos como deponer a un sultán si no les convenía a sus intereses; Tal es el caso de Osmán II quien fue asesinado en 1622 para coronar a mustafá I.




A mediados del siglo XVII, la devshirme fue abolida y entonces el cuerpo se nutrió de los hijos de los mismos jenízaros, y de nuevos reclutas que lo único que les importaba era el salario y las exenciones fiscales. De este modo sus efectivos aumentaron de tal modo que en el siglo XIX llegaron a ser 130.000.

Pero ya su eficacia militar estaba en decadencia, ya no eran más los gloriosos guerreros del Imperio Otomano, sino que se habían convertido en un gremio o un subgrupo, cuyo único interés eran sus privilegios.




Hacia 1826, sucedió el llamado Incidente Afortunado, donde el sultán Mahmud II suprimió violentamente y por la fuerza a los jenízaros, tras siglos de corrupción, abusos políticos y, en sus últimos tiempos, derrotas militares. Sus cuarteles fueron bombardeados, mientras que los jenízaros eran masacrados por las calles, mientras que los supervivientes tuvieron que exiliarse a las provincias más lejanas del Imperio.


FUENTE: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/venganza-sultan-tragico-fin-jenizaros_11551/7

https://www.abc.es/historia/abci-secretos-adiestramiento-espartano-jenizaros-ninos-cristianos-servicio-musulman-201902190148_noticia.html

https://historiasdelahistoria.com/2017/03/30/sabias-la-peor-humillacion-jenizaro-perder-caldero-la-sopa










LA CABALLERÍA DE COMPAÑEROS: LA ÉLITE DEL EJÉRCITO DE ALEJANDRO



La caballería de los compañeros, la guardia montada propia del rey, originalmente sólo contaba con 600 jinetes; para el 338 a.C., eran 1800.

Caballería de Compañeros: Alejandro en la batalla de Gránico


Inicialmente estaban equipados con corazas blancas hechas de placas metálicas cubiertas de lino, yelmos frigios, grebas opcionales y botas.

Caballería pesada macedónica


Llevaban espadas rectas y la larga pica de la caballería, oxyston, más largas que las armas persas.



El vestido incluía cazadoras púrpura de manga larga y capas amarillo doradas bordeadas de púrpura. Alejandro sustituyó el yelmo frigio por el beocio,más ancho, que protegía también la cara y los hombros, aparte de permitir una visión más amplia.



Los Compañeros eran jinetes natos y, como todos los jinetes de la antigüedad, montaban sin silla ni estribos. Cada hombre tenía un escudero y marchaba a pie para guardar a su caballo.



La caballería de los Compañeros (Hetairoi, en griego) se dividía en ocho escuadrones territoriales, siete de ellos de 200 hombres y el primero, o Escuadrón Real, de doble número.



Siempre estaba colocada a la derecha y contenía a los compañeros personales de Alejandro, dirigidos por él. Cada escuadrón se componía de cuatro pelotones de 49 hombres con un jefe.



Las formaciones de batalla adoptadas por los Compañeros incluían el cuadro, el rombo y la cuña, esta última inventada por Filipo era la preferida, pues permitía formar el pelotón en cuña con su jefe en el vértice, permitiendo realizar un ataque concentrado en un frente estrecho.



FUENTE: Grandes Batallas de la Historia del Mundo - Editorial Rombo



EL COLISEO: DE ICONO DE ROMA A BASURERO

El Coliseo albergó espectáculos durante unos 400 años, entre las múltiples vicisitudes y los períodos de inactividad debidos a sucesos naturales, como incendios o terremotos, y a accidentes, como la inundación de subterráneos.

El Coliseo y el Arco de Constantino 1730 -Gaspar van Wittel

El último espectáculo de que se tiene constancia es la venatio (caza de fieras) ofrecida por Teodorico en el 523 d.C. A lo largo del tiempo se sucedieron varios géneros, desde las luchas de gladiadores (abolidas definitivamente por Valentiniano III en el 438 d.C.) hasta los espectáculos cómicos con actores y animales. La pasión popular era tal que los intentos de abolición de Constantino y Honorio fueron desechados después de notables protestas.


Vista del Coliseo, grabado de Giovani Battista Piranesi, 1776

En los siglos posteriores de abandono, el Coliseo fue sede de actividades diversas: desde viviendas en la Edad Media hasta fortín aristocrático, pasando por horno de cal y taller para la fabricación de cola e incluso basurero. Además de su uso intensivo, especialmente durante los siglos XV y XVI, como almacén de material de construcción por parte del papado y de la aristocracia, el anfiteatro fue objeto asimismo de proyectos para instalar una hilandería bajo el mandato de Sixto V o para erigir edificios de culto.

Vista del Palatino, Arco de Constantino, Coliseo y las laderas de Celio, por Jan Frans van Blomen, h. 1740, óleo sobre lienzo, Roma, Academia de San Lucas.

Debe su salvación a la consagración y al establecimiento de las estaciones del Via Crucis, en el siglo XVIII, hasta las primeras excavaciones del siglo XIX y las restauraciones de Giuseppe Valadier.

Vista del Coliseo en el siglo XIX



FUENTE: El maravilloso mundo de la arqueología- Itinerarios - Roma - Planete De Agostini

"HANNIBAL AD PORTAS": BATALLA DE CANNAS 216 A.C.

Cuando, en el 218 a.C., se declaró la Segunda Guerra Púnica, en España,el ejército de Aníbal, compuesto por cartagineses, númidas, íberos y galos, se abrió camino hacia el norte y, en pleno invierno, atravesó los Alpes para invadir Italia. Al necesitar aprovisionamiento, Aníbal marchó sobre Cannas, al sur de Italia, en el año 216 a.C. Allí en el centro de la región de Apulia, se encontraba un gran campamento de legiones romanas. Aníbal instaló el suyo en la  orilla derecha del río, al sur de Cannas.



Los romanos venían de ser derrotados dos veces por los cartagineses. Por consiguiente, el Senado reunió el ejército más grande que hasta el momento Roma había puesto en pie, a las órdenes de Publio Emilio y Varrón, dos cónsules que estaban al mando un día cada uno, por turno.



Durante tres días, solo se libraron escaramuzas, ya que, Publio Emilio, con más experiencia que Varrón no aconsejaba un ataque al descubierto. Pero el cuarto día Varrón, seguro de su supremacía numérica, da la orden de comenzar la batalla y los ejércitos se dispusieron en orden de combate.



Los romanos contaban con 80.000 infantes y 6.000 jinetes, dos veces más que los efectivos de los cartagineses. Varrón dispuso el ejército a la manera clásica romana, una línea en vanguardia que precede a una gran falange de infantes en líneas cerradas, flanqueada por la caballería romana a la derecha y la aliada a la izquierda.

Aníbal dispuso a sus íberos y galos en formación de medialuna, con la parte convexa orientada hacia el enemigo. En cada extremo colocó a sus reservas de cartagineses. Su flanco derecho estaba protegido por su caballería pesada al mando de Asdrúbal, mientras que la caballería ligera númida operaría libremente a su derecha, en terreno descubierto, lejos del río.



El verdadero combate comenzó, cuando Aníbal, dio la orden a su caballería pesada, situada a su derecha, de atacar a la caballería romana al mando de Publio Emilio. El choque fue implacable, a lo largo de las dos orillas del río Aufide (hoy Ofanto). La élite del ejército romano no tardó en ser dominada y rechazada.

Publio Emilio,llevó entonces a sus legiones al combate. Sofocados en medio del polvo, los romanos y la infantería aliada avanzaban codo a codo tras una muralla de escudos, conteniendo la línea de vanguardia de íberos y galos. Gracias a su número, empujaron y rechazaron a la formación de medialuna de Aníbal y, persuadidos de una victoria fácil, se lanzaron sobre un centro aparentemente dislocado.



Mientras tanto, la caballería númida del flanco derecho cartaginés, cargó contra la caballería aliada al mando de Varrón, que fue desordenada y puesta en fuga.

Aníbal esperó a que las legiones avanzaran hacia el interior de su medialuna y después lanzó su infantería cartaginesa, que aplastó a los romanos en una maniobra de flanqueo. Delante de los desafortunados romanos, los íberos y galos que habían abierto el combate regresaron al mismo. El cerco se completó en la retaguardia con la llegada de la caballería de Asdrúbal, que acudió desde el flanco izquierdo para cortar la única retirada posible que les quedaba a los romanos.



Aníbal hizo que entraran en acción sus 40.000 infantes y sus 10.000 jinetes, que estrecharon el cerco de tal forma que los romanos no tenían espacio siquiera para empuñar sus espadas, sufriendo grandes pérdidas.

Tito Livio y Plutarco calcularon el número de muertos en 50.000, mientras que Polibio estimó la cifra de 70.000.

Con unas pérdidas que no superaban los 6.000 hombres, Aníbal infligió a los romanos una aplastante derrota y eliminó a una buena parte de la clase dirigente de la República, Publio Emilio fue una de las víctimas pero, ironías del destino, Varrón, el culpable de este desastre, resultó ileso.



FUENTE: Grandes Batallas de la historia del mundo - Editorial Rombo