EL OCASO DE ANIBAL: BATALLA DE ZAMA -OCTUBRE DEL 202 A.C.-

En la batalla de Zama, Anibal pretendía desorganizar al ejército romano lanzando contra su centro a sus elefantes. La penetración exitosa del centro del enemigo ofrece la perspectiva de su envolvimiento por la derecha y la izquierda. Si el movimiento ha de tener alguna esperanza de éxito, suele tener que debilitar peligrosamente los flancos del atacante para aportar el impacto suficiente en el punto de ataque.



Si el ataque fracasa, como lo hizo el de Aníbal, porque Escipión adivinó su movimiento y porque sus elefantes huyeron en estampida, el atacante puede encontrarse con su ejército en confusión y desmoralizado.

Aníbal inició la batalla de Zama un día de principios de otoño, caluroso, sin viento,ordenando a sus 80 elefantes, colocados en el centro de su ejército, delante de su primera línea de infantería, que cargaran contra el centro romano.

Estos elefantes de bosque, actualmente extintos, sólo alcanzaban unos 2,5 m de alto en la cruz y llevaban a uno, a lo sumo dos arqueros o lanceros, además del conductor.



Escipión, colocado detrás de su ejército, ordenó dar un trompetazo a lo largo de toda su primera línea cuando los elefantes, a la carga, estaban casi encima de sus hombres. El ruido estridente aterrorizó a los animales, muchos de los cuales se volvieron atrás sobre las tropas cartaginesas. Muchos cayeron sobre la mejor caballería de Aníbal, los númidas de su izquierda, a punto de cargar,y la desorganizó al espantar a los caballos.



Escipión, había desplegado a sus hastati, la infantería pesada, con los manípulos, uno detrás de otro, de manera que dejaran pasillos entre ellos. Ofrecían vías de escape obvias para los elefantes, todos aterrorizados ya, y muchos heridos por las jabalinas de los vélites. Los que no se volvieron atrás se perdieron entre las líneas romanas.



Había jinetes númidas en ambos bandos en Zama, pues, aunque Numidia,el país de los nómades (actual Argelia) era tradicionalmente aliada de Cartago, Escipión se había ganado la confianza del rey Masinissa, quien trajo consigo 4000 jinetes y 6000 peones.

El rey Masinissa en la derecha romana, viendo la confusión de la caballería cartaginesa, ordenó de inmediato a sus númidas que cargaran, y expulsó al enemigo del campo. Los elefantes en estampida crearon casi la misma confusión en la derecha de Aníbal, y la caballería itálica de Lelio aprovechó la oportunidad para atacar. Ambas alas de la caballería de Aníbal estaban, pues, derrotadas a los pocos minutos del primer ataque.



Los conductores de elefantes estaban equipados con un martillo y un punzón que clavaban en el cerebro del animal si este enloquecía. En la confusión que siguió al trompetazo romano, los conductores no tuvieron tiempo de destruir sus monturas antes de caer sobre sus propios soldados.

De los 80 elefantes que Aníbal empleó en Zama, once fueron muertos y los demás huyeron o fueron capturados y desfilaron más tarde en el triunfo formal de Escipión en Roma durante el año siguiente.



La infantería romana y cartaginesa estaban igualadas y la lucha que se entabló entre ellas no fue decisiva. Pero Escipión venció en Zama cuando sus dos alas de caballería, una vez expulsada y derrotada la caballería cartaginesa, volvieron en el momento crucial y atacaron al ejército de Aníbal por la espalda antes de que hubiera podido emplear a sus veteranos de Italia.

Tanto Polibio como el historiador romano Livio cifran las pérdidas cartaginesas en 20.000 muertos y otros tantos prisioneros. Las bajas romanas no se conocen, pero una estimación probable es de 2000.

Aníbal no abandonó el campo de batalla hasta que se perdió toda esperanza, luego escapó a Hadromentum con unos cuantos jinetes. Escipió, con su habitual magnanimidad, dijo que Aníbal "adquirió la fama de haber manejado a sus tropas ese día con juicio singular".


FUENTE: Grandes Batallas de la Historia del Mundo -Batalla de Zama - Editorial Rombo

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