El triste destino de los hijos de María Antonieta

 


¿Qué pasó con los hijos de María Antonieta, la reina guillotinada?

Todos solemos imaginarnos que la vida de la nobleza está llena de sexo, bailes, lujos y excesos; no obstante más allá de la imagen que cada uno de nosotros nos podamos hacer de la realeza, solemos olvidar que son seres humanos y que en momentos de gran agitación social también pueden ser víctimas de la guerra, la violencia o la enfermedad, como en el caso que hoy nos interesa, ocurrió con los hijos de la reina María Antonieta de Francia. Acompáñenme a descubrir un poco más de esta controvertida familia, que guio los destinos de los franceses hasta el estallido de la Revolución.

¿Quién fue María Antonieta?

María Antonieta de Habsburgo y Lorena. nació el 2 de noviembre de 1755, fue la decimoquinta hija del emperador Francisco I  y de la emperatriz María Teresa I de Austria. La futura reina de Francia creció rodeada de sirvientes y tutores, encargados de satisfacer las necesidades de la princesa.

A la temprana edad de 14 años María Antonieta, fue comprometida oficialmente con Luis XVI, delfín de Francia; la boda real se llevó a cabo el 16 de mayo de 1770, y ya vino signada por malos augurios, esto se debe a que durante los festejos, en los que se arrojaron fuegos artificiales, ocurrió un incendio que dejó el funesto saldo de 132 muertos.

El prematuro matrimonio entre Luis XVI y María Antonieta fue bastante peculiar, ya  que debido a su minoría de edad, (ella tenía 14 años y él 15) y su inexperiencia en materia sexual, el matrimonio no fue consumado hasta después de ocho años.

El descontento social y el fin de la familia real

Como ya dijimos, ocho años después nacería la primera hija de la pareja y eventualmente María Antonieta daría a luz en otras tres ocasiones. Sin embargo la situación económica y política de Francia fue cada vez más complicada, María Antonieta fue acusada de socavar la economía y de tener numerosos amantes por lo que sus hijos fueron señalados como ilegítimos. En 1789 estalló la Revolución Francesa y la familia fue puesta bajo arresto. En 1791 se organiza la huida de la familia real, pero son descubiertos en Varennes y devueltos a París, donde son encerrados en la Torre del Temple.

Ya en 1792 la monarquía fue abolida y la pareja fue llevada a juicio. Luis XVI fue encontrado culpable y ejecutado en 1793, mientras que María Antonieta, encontrada culpable de alta traición, fue decapitada en octubre del mismo año. Desde entonces la imagen de esposa derrochadora que se entrometió en los asuntos políticos de su marido se popularizó, pero María Antonieta también fue una madre dedicada, cuya familia terminó destrozada. A continuación les contaré cual fue el destino de sus hijos.

El cruel destino de los hijos de María Antonieta

María Teresa Carlota de Francia

De sus hijos, la primera fue María Teresa Carlota de Francia, nacida en Versalles el 19 de diciembre de 1778. Debido a que las mujeres no podían heredar la corona francesa, María Antonieta todavía estaba en deuda deuda con Francia ella sin embargo no se mostró decepcionada y de hecho declaró que aunque su hija no era lo que se esperaba no por eso sería menos querida por ella, y recalcó que un hijo habría pertenecido al estado y esta niña le pertenecería a ella.

Cuando estalló la revolución francesa, María Teresa acompañó a sus padres a las distintas prisiones donde fueron enviados.  Después de la muerte de su padre, el rey, en el año 1793, tuvo que presenciar como guardias entraron en el apartamento de la familia real para llevarse por la fuerza a su hermanito Luis Carlos de 8 años.  

María Teresa se quedó junto a su madre,  María Antonieta y su tía paterna, madame Isabel. Su madre fue ejecutada y María Teresa se quedó sola con su tía, que también terminó siendo ejecutada en mayo del año 1794 fue así que con 15 años María Teresa se quedó completamente sola.

María Teresa de Francia

Para ese momento la familia no tenía privacidad y las condiciones eran igual a las de cualquier prisionero, se especula sobre los maltratos a los que pudo haber sido expuesta como golpes o incluso violaciones, sin embargo todo lo que se sabe es que cualquier solicitud que hiciera era negada, ella preguntaba constantemente por su familia, pero nunca le dijeron lo que había sucedido con su madre o con su tía.

 Después de la ejecución de Robespierre, en julio del año 1794, las condiciones del cautiverio de María Teresa mejoraron, quedando a cargo de una dama de compañía quien reportó que la joven tenía problemas para comunicarse por falta de práctica. 

La situación dio un giro dramático, cuando estando en cautiverio en junio del año 1795, el hermanito menor de María Teresa, Luis Carlos, murió en extrañas circunstancias. Sorprendentemente la opinión popular apoyó y exigió la liberación de María Teresa.  

Con los meses ella fue usada internacionalmente contra Francia, y al final el país, decidió que debía ser liberada a cambio de prisioneros franceses que tenía Austria, que en ese momento estaba gobernada por Francisco II, primo de María Teresa, él finalmente aceptó el acuerdo y en diciembre del año 1795 con 16 años María Teresa fue sacada en secreto de la prisión. 

En el año 1799 se casó con el hijo de su primo, Luis Antonio, duque de Angulema, la pareja no tuvo hijos y desde el momento de su matrimonio María Teresa acompañó a su tío Luis XVIII, quien reclamó el trono francés y la utilizó como una mártir de la Revolución Francesa. 

 Nunca se pudo instalar la monarquía de forma absoluta y María Teresa pasó su vida posterior en el exilio, a excepción de unos meses en el año 1815, en el momento en que la monarquía volvería a establecerse en Francia, pero cuando Napoleón volvió, la familia real tuvo que volver al exilio.

 María Teresa volvió a Francia en el año 1824 y fue reina por 20 minutos, tiempo que tardó su esposo en abdicar, la monarquía no tenía futuro en Francia y María Teresa terminó nuevamente exiliada en Gran Bretaña, Praga y Viena. Su marido falleció en el año 1844 y María Teresa murió de neumonía el 19 de octubre del año 1851 con 73 años.


Luis José Javier Francisco

 En el año 1781 nació el segundo hijo de los reyes, Luis José Javier Francisco, quien como el heredero de su padre se convirtió en el delfín de Francia. Su nacimiento, muy esperado, fue ampliamente celebrado.  

Desde  muy pequeño, el delfín, pasaba mucho tiempo con su hermana María Teresa, a su vez, estaba siempre en compañía de sus padres. Luis XVI encargó al geógrafo Mansell un globo terraqueo transformable y se pensó en otros proyectos que pudieran ampliar el conocimiento del delfín. Sin embargo alrededor de abril del año 1784 el delfín sufrió una fiebre especialmente alta que alertó sobre su posible muerte fue trasladado de palacio buscando un ambiente más sano. 

Nunca logró recuperarse por completo y en abril del año 1786 tuvo una recaída y su columna vertebral comenzó a padecer dolencias y deformaciones, para octubre de ese año ya tenía dificultades para moverse ya que su cuerpo presentaba ampollas.

 Para solucionar el problema de la columna se utilizaron corséts de hierro que no hicieron más que empeorarlo. Luego de nuevas recaídas, finalmente falleció el 4 de junio del año 1789 a la edad de  siete años.

Luis Carlos de Francia 

El tercer hijo de los reyes fue Luís Carlos de Francia, nacido el 27 de marzo del año 1785, inicialmente recibió el título de duque de Normandía. pero a la muerte de su hermano mayor se le reconoció como delfín de francia y por lo tanto heredero de la corona.

 Su nacimiento fue ampliamente celebrado por sus padres, ya que representaba una sucesión segura, sin embargo los rumores de la época sugirieron que él no era hijo de Luis XVI sino de Axel von Fersen, un caballero sueco que era un amigo cercano y según muchos el amante de la reina. No existe ninguna evidencia que asegure estos rumores y públicamente luis XVI nunca dudó de su paternidad.

 Debido a que Luis Carlos era el segundo hijo de los reyes, no recibió una educación estricta, pero sí fue muy vigilada por sus padres. Se le describió como un niño con cierta madurez y gran sensibilidad a pesar de su corta edad. Se dice que siempre estaba rodeado de compañeros de juegos y empleados que cuidaban su salud y su comportamiento. 

Sin embargo su vida cambió drásticamente con la llegada de la Revolución Francesa y en agosto del año 1792 fue llevado a la prisión de la Temple. Durante los primeros meses él y su padre tenían apartamentos separados al de su madre, se le permitió tener un ayudante y reunirse con las mujeres durante el día.

 En diciembre  se le permitió volver con su madre, mientras que su padre era enjuiciado. Luis XVI fue ejecutado el 21 de enero 1793 y en ese momento, para los monárquicos, se convirtió en el nuevo rey de Francia, con el título de Luis XVII.  

Lo reconocieron algunos reinos extranjeros  y también los franceses exiliados. De alguna forma al principio sus seguidores hicieron que él tuviera una situación más cómoda enviándole mejor comida y también pagando porque sus condiciones en prisión fueran mejores, sin embargo esto duró muy poco y cuando fue descubierto se decidió que era mejor tenerlo bajo control.

 En julio del año 1793, Luis fue arrebatado de los brazos de su madre y puesto bajo la custodia del zapatero Antoine Simón y su esposa, ellos vivían en esa prisión y el objetivo era convertir al pequeño en un ciudadano común haciéndole olvidar su condición real.

 El zapatero estaba más que comprometido con el movimiento revolucionario, por eso fue que el comité de seguridad pública le encomendó el cuidado y la educación del niño.  Con el tiempo corrió el rumor de que bajo sus nuevos carceleros Luís Carlos era golpeado y torturado, esto es posible, sin embargo no hay evidencia que nos diga exactamente cuáles fueron los abusos a los que fue sometido.

 La pareja fue descripta como personas toscas e incultas, lo que llevó a la creencia de que Simón, en ocasiones, hacía que el niño bebiera vino con la idea de darle fuerza y le enseñó  palabras groseras para hacerlo un hombre. Durante ese periodo se dio el juicio de su madre María Antonieta y al niño se le obligó a firmar una declaración asegurando que su madre había tenido comportamientos sexuales con él. con esto buscaban hacer más larga la lista de cargos que ya tenía la reina. Es probable que lo escribiera bajo amenazas o bajo la influencia del alcohol. 

En enero del año 1794 el zapatero y su esposa abandonaron la prisión y el zapatero sería guillotinado en julio por otros cargos contra el estado. Luís Carlos se queda en una habitación obscura sin higiene ni asistencia durante seis meses, hasta que el 28 de julio del año 1794 su estado de salud se deterioró fue carcomido por la sarna y especialmente la tuberculosis. Se dice que vivía en cunclillas, su comida se le servía a través de una abertura en la puerta y pocas personas le hablaban o lo visitaban.

 Estas condiciones de vida provocaron un rápido deterioro de su estado de salud fisica y psicológica, pero a pesar de su grave estado el encargado de su encarcelamiento no informó de su estado de salud. Luis falleció en prisión el 8 de junio del año 1795 a los 10 años después de haber estado casi 3 años en cautiverio, se señaló que la causa de la muerte fue peritonitis aguda que se complicó con la tuberculosis, este diagnóstico fue confirmado por la autopsia que se realizó al cuerpo lo cual no evitó que durante las siguientes décadas creciera un mito que contó que el niño no murió en prisión sino que fue intercambiado por otra persona y logró escapar. Surgieron varios hombres años más tarde que aseguraron ser Luís Carlos, sin embargo un estudio de adn realizado en el año 2000 para el que se utilizó el corazón de luís carlos que se extrajo durante la autopsia y un trozo de cabello de la familia de María Antonieta, se confirmó que efectivamente él nunca salió de prisión y murió tal y como se había dicho.

Sofía Elena Beatriz de Francia

La cuarta y última hija de la pareja real fue Sofía Elena Beatriz de Francia, nacida el 9 de julio del año 1786. La noticia del embarazo de la reina fue una sorpresa porque según los rumores, el rey no visitaba con demasiada frecuencia la alcoba de la reina, y como ya tenían un segundo hijo que aseguraba la sucesión, ellos no parecían querer más descendencia.

 Se sabe que Sofía fue el bebé más grande al que diera a luz la reina, pero se desconoce si tenía algún problema de salud; no lo parece porque no se reporta ninguna enfermedad, pero la princesa falleció el 19 de junio del año 1787 de forma totalmente inesperada  lo que provocó que  la reina quedara inconsolable por la pérdida de su pequeña Sofía. Cayó en una profunda depresión hasta el punto de escribir una carta a madame de Tourvel fechada en el año 1788 en donde decía que si no fuera por sus otros hijos ella preferiría estar muerta. La princesa fue enterrada el 20 de junio del año 1787 en la basílica de Saint Denis.

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La escandalosa vida sexual de Catalina II La Grande: ¿Leyenda negra o realidad?

 


Catalina La Grande supo continuar el legado que comenzara por su antecesor, el zar Pedro, también llamado el Grande. De ascendencia alemana, (Catalina había nacido en Zerbst Reino de Prusia), llegó a la corte rusa con tan solo 16 años, prometida del futuro zar Pedro III.

Su juventud no le restó su astucia, casada ya con el futuro zar, Catalina no tardó en convertirse al credo ortodoxo y cambiar su nombre alemán, Sofía Federica Augusta de Anhalt-Zebst, por el de Catalina Alekséievna Románova, e interesarse en la cultura y el idioma del que luego sería su reino.

Su relación con Pedro III, no funcionó desde el principio, tal es así que el futuro zar en su noche de bodas, se interesó más en sus soldaditos de plomo que en consumar su relación con Catalina.

Pedro III de Rusia

La impotencia e inmadurez del gran duque Pedro hicieron que el matrimonio fracasara, pero no le impidió a él tener una amante llamada Yelizaveta Vorontsova. El desinterés de su marido no hizo mella en Catalina, quien se encargó de tener una larga lista de amantes, con quienes apaciguar la falta de atención de su Pedro.

Según el historiador Simón Sebag Montefiore, autor del libro "Los Romanov 1613-1918", asegura que:

«Fue igual de licenciosa que otros zares, pero debió andarse con cuidado al ser extranjera. Fue muy abierta a la hora de que la aristocracia supiera quiénes eran sus amantes. Quería evitar así que surgieran rumores peores»

 

Según nos cuenta Montefiore, la leyenda sobre la promiscuidad de Catalina es bastante exagerada. Frente a un marido que la ignoró y fue en busca de otros entretenimientos, la joven Catalina, no tardó en caer en los brazos del apuesto Sergéi Saltikov, con quien descubrió los placeres del sexo y según confesó en su correspondencia, tuvo al futuro zar Pablo I.


Los amantes de Catalina

A finales de 1760, comenzaría su romance con Gregori Orlov, con quien también tuvo un hijo, Alexéi Bobrinski, el cual fue escondido en casa de uno de sus cortesanos. Orlov fue uno de los que le ayudó a dar el golpe palaciego en contra de su marido el zar Pedro III en 1762, quien moriría poco después de abdicar en su favor, rigiendo así los destinos de Rusia por 34 años. Desde entonces se sintió liberada de vivir su relación con Orlov sin discreción.

Se mostraba muy cariñosa con él y hacía la vida marital que nunca había hecho con su marido. Lo que si es cierto es que cada favorito que tuvo Catalina siempre fueron colmados de privilegios, Orlov no fue la excepción y por ello fue víctima de varios intentos de asesinato.

Pero Catalina un día se cansó de él, le tocaba el turno a Grigori Potemkin, quizá el favorito que más amó Catalina II. Potemkin compartía con Catalina el amor por el arte y la cultura. Se dice que llegaron a casarse en secreto en 1774. Pero también tenían muchas diferencias, mientras ella era ordenada, germánica y fría, él era desordenado, eslavo e impulsivo.

Las diferencias, más políticas que amorosas, terminaron por enfriar su relación, si bien Potemkin no perdió sus privilegios, en la cama de Catalina fue sustituido por otros amantes, tas es el caso de Semión Zórich, un comandante serbio de húsares, o un burócrata llamado Piotr Zavadovski


Platón Zuvób el último de sus amantes

Platón Zuvób fue el último de sus favoritos, cuando este joven 40 años menor que ella llegó a ocupar su lugar en la cama de Catalina, ésta ya estaba gorda, con las piernas hinchadas y sufría de flatulencias. Pero esta diferencia física y de edades, no amedrentaban a la fogosa Catalina, que antes de Platón había tenido en su cama al hermano pequeño de éste, de 18 años, apodado "el Niño".

De entre sus amantes, Zuvób, fue el más excéntrico y asumió todo el protagonismo político en 1787, luego de la muerte de Potemkin. Le gustaba utilizar palabras técnicas para dirigirse a sus ministros, para así disimular que su puesto le quedaba demasiado grande. Así y todo, engreído e inútil, fue colmado con cargos por una zarina a la que los años la habían vuelto algo sensible.


La Muerte de Catalina II

El 5 de noviembre de 1796, Catalina fue encontrada tirada en el baño, murió víctima de una apoplejía, hay leyenda negra, que los revolucionarios bolcheviques se encargaron de fomentar, que cuenta que, la zarina, luego de tratar de tener relaciones con un caballo, le produjo tales desgarros que le provocaron la muerte. Nada más lejos de la realidad.



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La Peste Negra: Pandemias eran las de antes

 


Llamada también peste bubónica o muerte negra, su momento de mayor virulencia tuvo lugar a mediados del siglo catorce, entre 1347 y 1350, período en que la Peste Negra se cobró la vida de un cuarto de la población europea.

Un mal traído de Oriente

Su expansión tuvo lugar justo en el momento en que las rutas comerciales hacia Asia estaban en pleno auge.
La Peste Negra vino por esos caminos; todo comenzó en Messina, en octubre de 1347, cuando atracaron en el puerto barcos cuya tripulación estaba muerta o infectada.
La enfermedad no tardó en expandirse por toda Europa, para el año 1352 ya se había cobrado veinticinco millones de vidas.

Las condiciones en que vivía la gente de aquel entonces, y el poco conocimiento de esta nueva enfermedad crearon las condiciones perfectas para su proliferación.
Todo empezaba con fiebre muy alta acompañada por inflamaciones muy dolorosas de los ganglios de las axilas y la ingle, estas protuberancias fueron llamadas "bubas", de ahí deriva el nombre de la enfermedad Peste bubónica.

La gente no encontraba explicación ni remedio para semejante calamidad y los enfermos agonizantes, tanto fueran hombres, mujeres o niños, eran aislados y abandonados a la buena de Dios.
No faltaron las purgas contra los judíos, acusados de envenenar el agua, y también cayeron en la hoguera brujas y doctores, acusados de proliferar la enfermedad para su propia ganancia.

Pero nada calmaba la furia de la peste, el miedo se adueñó de la gente, calles enteras fueron clausuradas con cadenas, los vecinos se enfrentaban unos con otros, el pandemonio era tal, que los padres  abandonaban a sus infectados y para mal de peores, se desató una ola de crímenes, saqueos y suicidios que invadió toda Europa.

La Iglesia adjudicaba los males a la "Ira Divina", vaticinando la llegada del Apocalipsis, mientras en París una convención de científicos llegaban a la conclusión de que la Peste se debía a la conjunción entre Saturno, Júpiter y Marte.
La gente se agolpaba en las iglesias para pedir por su vida y sus enfermos a cualquier santo que tuviera influencia en la enfermedad.

No faltaron los grupos de flagelantes que iban por las calles semidesnudos golpeándose entre ellos para purgar sus pecados ente la llegada del Juicio Final.


La Peste Negra y los cambios en la sociedad

Si bien los primeros tiempos fueron los peores, la Peste Negra, siguió apareciendo durante más de doscientos años en las ciudades más pobladas de Europa, un ejemplo fue Venecia que fue atacada más de veinte veces por la peste, hasta que desapareció en 1577. En Messina, los brotes siguieron hasta 1743, cuando murió la mitad de sus habitantes, Barcelona también sufrió sus embates y Londres tampoco fue la excepción cuando en el brote de 1665 la peste dejó sesenta mil muertos.

La plaga no hacía diferencias entre ricos y pobres, los gobernantes y poderosos, huían de las ciudades a sus villas o castillos en el campo y la gente que no podía hacerlo, se encerraba en sus casas tapiando las ventanas, mientras por las calles el funebrero gritaba ¡Traigan a sus muertos!

La peste trajo cambios grandes en la sociedad de la europea de la época, ésta se vio afectada fundamentalmente, por la disminución drástica de la población rural, que tardaría doscientos años en llegar a los números del siglo catorce. Al escasear la mano de obra, los campesinos pudieron negociar con sus señores desapareciendo así el sistema feudal.


Nuevos Brotes: se encuentra la cura

A fines del siglo diecisiete, misteriosamente, la Peste Negra, desapareció como había venido.
Los embates de un nuevo brote se dieron en 1855, pero esta vez en lejanas regiones de China.

A finales del siglo diecinueve, más precisamente en 1895, golpeó fuerte a Hong Kong y de ahí pasó a la India, donde en una década mató a seis millones de personas.
En ésta nueva fase, los barcos fueron de nuevo los protagonistas de la expansión de la Peste Negra por Australia, Sudáfrica, Japón y América, donde era desconocida.

Pero esta vez la ciencia estaba más preparada. En 1894, el doctor Alexander Yersin, había identificado a la bacteria culpable de la peste, bautizada Pasteurella pestis, mientras que en la India, un médico francés que ayudaba en los momentos de la epidemia, descubrió que dicha bacteria pasaba de las ratas al hombre por intermedio de las pulgas.

El descubrimiento sirvió para evitar los contagios masivos, ya que las ratas fueron ferozmente combatidas y los ataques bajaron considerablemente. Sin embargo el mal continuó hasta la década de 1940, cuando se descubrieron los antibióticos.

La enfermedad se presenta en tres formas, de las cuales la bubónica es la más leve, las otras dos (neumónica y septicémica) son más graves y requieren un tratamiento urgente, internación y aislamiento.

Conclusión

Irónicamente, el hombre es el único primate que sufre el acoso de las pulgas. Tal vez las ropas y los rincones de las viviendas sean la madriguera ideal para estos insectos. Dentro del género humano, las mujeres son las víctimas preferidas, los científicos sospechan que puede deberse a un factor hormonal, y concluyen que es una buena línea de investigación. Pero no hay voluntarias para el experimento.

Fuente: Revista Nueva

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La Muralla de Adriano: El Limes de Britania

 

Construcción de la Muralla de Adriano

Tras la visita del Emperador Adriano a a la provincia de Britania, en el año 122, comenzaron las obras para la construcción de la muralla o muro que lleva su nombre.

Adriano basó su gobierno en una política más de defensa que de expansión, esto se debía a los grandes gastos en campañas que había generado su predecesor Trajano.

La Muralla de Adriano se terminó 5 años después de su visita, en el 127, tenía una longitud de 117 km. e iba desde la desembocadura del río Tyne a la del Solvay y marcaba la frontera entre la Britania romana y Escocia.

La gran adaptabilidad de los ingenieros y soldados romanos al terreno agreste de la región, hicieron posible la construcción de este muro que era precedido por un foso de 8 m. de anchura media y 2,5 m. de profundidad; los constructores iban abriendo en sus cercanías canteras y hornos de ladrillos.

Cawfields Mile Caste, Muro de Adriano, Inglaterra


La defensa del "Limes"

La defensa estaba a cargo de las cohortes y las alae auxiliares, llegadas de distintos puntos del Imperio. Estas se acuartelaban en distintos puestos fortificados insertos en la línea de la muralla. Las legiones se enviaban a las localidades dispersas detrás del vallum.

Estos fuertes estaban encargados de defender los puntos abiertos de la muralla y podían alojar a unos cincuenta hombres.

El verdadero vallum se encontraba al otro lado de la muralla y paralelo a ella, lo constituía un foso de 6 m. de ancho y 3 de profundidad, y dos terraplenes que se alzaban a cada lado; este vallum solo era interrumpido en las zonas montañosas, se apartaba de la muralla en las cercanías de los fuertes, a los que rodeaba, y se cortaba en los puntos de paso del muro.

Las comunicaciones estaban aseguradas por varios ejes viales, de los cuales, los más importantes unían grandes centros poblados como Corstopitum (Carbridge), Luguvalium (Carlisle), Ebucarum (York) o Deva (Chester).


A lo largo de la muralla se habían establecido 17 campos militares, donde se han encontrado importantes testimonios de la vida en las guarniciones.

Desde Maia (Bowness), junto a la desembocadura del Solway, la Muralla de Adriano continúa a lo largo de las costas de Cumberland.


Fuentes: Roma Antigua-El esplendor de una Civilización, Folio.

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Eugenia Martínez Vallejo: la triste historia de "La Niña Monstrua"


Sus Primeros Años

Eugenia nació en Bárcena de la Pienza, España, en 1674, hija de Antonia de la Bodega y José Martínez Vallejo, la niña vino al mundo en el momento en que su madre rompió aguas cuando estaba en misa en la Iglesia del pueblo, este hecho fue interpretado por la vecindad como signo de buen augurio y que Eugenia iba a tener una buena vida (no fue tan así).

En sus primeros meses de vida los signos de ser una niña sana y robusta, según los cánones de la época, seguían augurándole un buen destino. Pero todo cambió cuando al año de vida la niña llegó a pesar Dos arrobas (25 kilos) y por si esto fuera poco, a los seis ya había llegado a los 60 kilos

Ni siquiera con una dieta estricta se pudo solucionar su problema de sobrepeso.

Detalle de la pintura de Juan Carreño de Miranda "La Monstrua vestida"

Eugenia llega a la Corte de Carlos II

Por su aspecto deforme y grotesco, la pobre Eugenia, era objeto de burlas e incluso insultos de sus vecinos, lo que hizo que su familia la mantuviera oculta.

A pesar de esto, su fama llegaría a la Corte del rey Carlos II, quien la quiso conocer para luego incluirla entre sus servidores llamados "gente de placer".

Este grupo estaba formado por bufones, locos, enanos y gente deforme que pasaba sus días divirtiendo o haciendo compañía a los nobles, infantes o a la familia real.

Hoy se vería como una aberración (que de echo los es) pero en el mundo de aquella época era una costumbre muy difundida. Estos personajes vivían de las mercedes y magnanimidad de los señores, tal es así, que a pesar de todo, sus vidas tendrían un mejor pasar en la corte donde tenían techo, buena comida y ropa, que en sus pueblos, donde su seguro destino era vivir en el encierro o en la total indigencia.

Tal fue el caso de Eugenia que al llegar a la Corte tenía 6 años; con un vestido de gala hecho para la ocasión por el sastre real, el rey quedó encantado con su presencia y no tardó en exhibirla en las fiestas del palacio, donde las damas querían retratarse a su lado para contrastar la finura de sus talles con los de la niña, quien fue apodada "La Monstrua".

El cronista de la época, Juan Cabezas la retrata de esta forma:
“Eugenia era blanca y no muy desapacible de rostro, aunque lo tiene de mucha grandeza. La cabeza, rostro y cuello y demás facciones suyas son del tamaño de dos cabezas de hombre, su vientre es tan descomunal como el de la mujer mayor del mundo a punto de parir. Los muslos son en tan gran manera gruesos y poblados de carnes que se confunden y hacen imperceptible a la vista su naturaleza vergonzosa. Las piernas son poco menos que el muslo de un hombre, tan llenas de roscas ellas y los muslos que caen unos sobre otros, con pasmosa monstruosidad y aunque los pies son a proporción del edificio de carne que sustentan, pues son casi como los de un hombre, sin embargo se mueve y anda con trabajo, por lo desmesurado de la grandeza de su cuerpo.”
"La Monstrua desnuda" y "La Monstrua vestida, ambos cuadros del artista Juan Carreño de Miranda

 La muerte de Eugenia y el síndrome de Prader-Willi

Eugenia murió en la Corte de Madrid en 1699, cuando tenía 25 años. Estudios posteriores asocian su aspecto al "síndrome de Prader-Willi", ya que por lo descrito sobre ella y los retratos que nos llegan de la época, coinciden con los síntomas de dicho síndrome: anomalías en el desarrollo y el crecimiento, obesidad mórbida, atrofia sexual, pero con un carácter alegre y bonachón durante su primera infancia.

El doctor Rico-Avello al ver los cuadros pintados por Juan Carreño de Miranda: "La Monstrua vestida" y "La Monstrua desnuda", llega a la conclusión de que Eugenia padecía cierto tipo de atrofia hipofisiaria, acentuándose en la localización de la grasa, pies blandos, pequeños y dedos afilados y puntiagudos, que no pasaron desapercibidos por el artista.


                Eugenia Martínez Vallejo


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El Congo Belga: Las atrocidades de Leopoldo II en su "Colonia personal"

 


En las postrimerías del siglo XIX, las grandes potencias del momento habían puesto el ojo en el aun casi inexplorado continente africano, Leopoldo II rey de los belgas entre 1865 y 1909 fue uno de sus máximos impulsores, contratando en la década de 1870 al explorador Henry Morton Stanley para que hiciera un reconocimiento del África central y el curso del río Congo.

Entre 1879 y 1884 Stanley fundó varias estaciones a las orillas del río e hizo tratados con los jefes locales como representante de la Asociación Internacional del Congo, fundada por Leopoldo II.

Durante la Conferencia de Berlín (1884-1885), las potencias europeas reconocieron la autoridad del monarca belga sobre todo el territorio que llamaría Estado Libre del Congo.

Un monarca excéntrico y su colonia privada

Ya convencidas las potencias europeas de que sus deseos en el continente africano eran meramente filantrópicos, Leopoldo tuvo el camino libre para hacerse de las riquezas del territorio del Congo, 76 veces más grande que su pequeño reino de Bélgica.

Dicho territorio sería la única colonia privada  del mundo ya que no era posesión de Bélgica sino del propio rey, tras la fachada de sus propósitos civilizadores, se encontraba el interés económico de hacerse con las grandes riquezas del territorio.

Primero fue el marfil, producto muy solicitado en la época anterior la invención del plástico, ya que con él se fabricaban infinidad de cosas, desde teclas para los pianos hasta dientes falsos.

Pero a finales de la década de 1890, el caucho cobró mucho protagonismo, ya que con él se fabricaban tanto las llantas de las bicicletas y de los autos y se había comenzado a usar para recubrir los cables de electricidad.

Manos amputadas

El  árbol del caucho es una especie que tarda mucho en crecer, por ende el país que tuviera muchos tendría, para la época, un gran poder económico entre sus manos, y el Congo era uno de éstos territorios.

La recolección del caucho hizo que el Estado Libre del Congo se transformara en un gran campo de trabajo masivo, aunque las cifras de muertos en estos trabajos es controvertida, según Dummet, la extracción de caucho le redituó una gran fortuna a Leopoldo II, pero también significó la muerte quizá de 10 millones de personas.

En lo que si se ponen de acuerdo los expertos es en las atrocidades que se cometieron durante éste período.
El Estado Libre del Congo estaba controlado por un ejército privado de 19000 hombres llamado la Fuerza Pública.

Su método de trabajo era aterrorizar a la población nativa para obligarla a trabajar, dicho ejército, llegaba a una población, secuestraba a las mujeres y niñas y mandaban a trabajar a los hombres bajo amenaza de que si no traían la cuota fijada de caucho las matarían.
Mientras los hombres cumplían su trabajo, durante el tiempo que ellos estaban afuera, sus mujeres e hijas morían de hambre o eran abusadas sexualmente.

Y por si esto fuera poco, a los que no fueran capaces de cubrir la cuota de caucho diaria, se les amputaba la mano derecha como castigo

Este método también era utilizado por la Fuerza Pública en otros aspectos, por ejemplo, los soldados debían cuidar las balas, ya que éstas solo se podían utilizar para sofocar revueltas y dado el caso que se gastaran había que justificar porque, y el justificativo eran las manos de sus víctimas, lo que significaba que si algún guardia gastaba balas para hacer tiro al blanco, no era raro que le cortara la mano a algún nativo sin más razón que justificar su gasto.

Repercusión internacional

Las duras críticas que se fueron acumulando en la primera década del siglo XX, sobre los excesos cometidos en el Estado Libre del Congo, hicieron que en 1908 Leopoldo II cediera su propiedad en África al reino de Bélgica, con lo cual el Estado Libre del Congo pasó a llamarse Congo Belga.

Al poco tiempo Leopoldo II murió, dejando uno de sus proyectos en marcha, El Museo Real de África, en Bruselas, que se transformó así en el único museo del Congo en el mundo.

A pesar de todas las atrocidades que se cometieron en su nombre y la gran fortuna que amasó gracias al caucho, y la gran cantidad de muertos que esto causó, Leopoldo II nunca conoció personalmente su Colonia Privada del Congo.

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Fuentes




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