El 7 de noviembre de 1938 un judío polaco llamado Herschel Grynszpan, un parado de 17 años, disparó y mató al tercer secretario de la embajada del Reich en París, Ernst von Rath. Lo hizo, declaró Grynszpan, para vengarse del trato que los nazis dispensaban a los judíos. Al enterarse de la noticia, Hitler montó en cólera y dispuso a vengarse en la forma del peor progromo que jamás había tenido lugar en la moderna Alemania.
La Noche de los Cristales Rotos
Por orden de Hitler, todos los judíos alemanes serían castigados, y los alemanes no judíos respondieron con enorme entusiasmo. Sesenta horas después de la confesión de Grynszpan, una ola de vandalismo letal barrió las sinagogas, casas y tiendas de los judíos. En el transcurso de la brutal orgía que llegó a conocerse como Kristallnatch ("Noche de los Cristales Rotos") por los fragmentos de cristal que cubrieron las calles alemanas, según sus propios cálculos los nazis mataron 35 judíos, arrestaron a varios miles e impusieron a todos los judíos alemanes multas por valor de mil millones de marcos.
También destruyeron 7500 tiendas y 119 sinagogas y, en un insulto final añadido a la injuria, confiscaron el dinero que más tarde se pagó a los judíos por reclamaciones de las compañías de seguros por cinco millones de marcos (1.125.000 dólares) solo por la roturas de cristales.
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