TESEO, EL LABERINTO Y EL MINOTAURO

Teseo

Teseo era hijo de Egeo, rey de Atenas. El niño fue educado por su madre hasta los dieciséis años, y luego enviado a Atenas para hacerse reconocer por su padre. Después de muchas aventuras, llega al lado de Egeo.

Teseo y el Minotauro


El Minotauro

Era la época en que Minos, rey de Creta, vencedor de los atenienses, que regía en Cnosos, había impuesto a la ciudad sometida un pesado tributo anual: siete varones y siete doncellas.

Estos cautivos eran entregados como alimento al Minotauro. Este, nacido de la unión de Pasifae, esposa de Minos, y del dios del mar Poseidón, era un monstruo de cuerpo humano y cabeza de toro.

Teseo y el Monotauro


El Laberinto

Minos lo había encerrado en un edificio construido por el arquitecto Dédalo, formado por una red de corredores tan complejos y tan sombríos que quien en él penetraba, jamás podía salir: el Laberinto. Era allí donde vivía el Minotauro y donde devoraba a las víctimas.

Para poner fin a este azote, Teseo se embarca voluntariamente con los jóvenes designados. Llegado a Cnosos, se encuentra con Ariadna, la hija de Minos, que se enamora de él y le entrega un grueso ovillo de hilo. Ella le aconseja que lo desenrolle a medida que avance por el Laberinto.

Una vez encerrado en el antro del monstruo, Teseo logra matarlo con sus puños, según otras versiones con la ayuda de una maza o de una espada, y acierta a encontrar la salida del Laberinto gracias al ovillo, trayendo con él a los cautivos.


Teseo y el Minotauro

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