Sigue siendo un misterio de que manera el escultor del Coloso pudo resolver los problemas de perspectiva y de estabilidad que la gigantesca estatua planteaba.
El famoso Coloso de Rodas, una de las 7 Maravillas del mundo antiguo, es uno de tantos misterios de la historia que no dejan dormir a los arqueólogos, tal es así que cada vez que sale una noticia de que se podrían encontrar restos del fantástico monumento, causa un revuelo en todos los medios internacionales.

El Coloso y su historia
Después de la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), la isla de Rodas se vio envuelta en las luchas desencadenadas entre sus generales; por razones comerciales, Rodas decidió inclinarse por Tolomeo, que reinaba en Egipto, contra Antígono Monoftalmo, jefe de los antigónidos.
En el 305 a.C., fue asediada por Demetrio, hijo de Antígono, denominado Poliorcetes (en griego "expugnador de ciudades"), estratega y apasionado constructor de máquinas de guerra. Pero un año después, a pesar del empleo de 40.000 soldados, 30.000 obreros, 200 barcos de guerra y 170 cargas de transporte, el asedio resultó inútil, y Demetrio renunció.
Como una muestra de agradecimiento a Helios, el dios Sol, protector de Rodas, los habitantes confiaron al escultor Cares de Lindos, alumno del gran Lisipo, la realización de una enorme estatua de bronce. La obra fue financiada precisamente revendiendo las máquinas de guerra abandonadas por Demetrio en la isla.

La estatua, medía con su base, unos 36 m, algo menos que la estatua de la Libertad de Nueva York, a la que, según sus imaginarios hoym debía parecerse en cierto modo.
La creación de una estatua de bronce de más de 30 m de altura planteó a Cares problemas técnicos tan graves que aún en la actualidad parecen insolubles. La estatua fue colada, pieza por pieza, en grandes secciones superpuestas. A medida que el Coloso crecía, se levantaba a su alrededor un enorme montón de tierra, una especie de rampa que permitía a los artesanos subir y trabajar en la obra.

Cares sabía perfectamente que la estatua tendría notables problemas de perspectiva; era tan alta que, vista desde abajo, su tórax, sus brazos y su cabeza habrían resultado raquíticos. En consecuencia, era preciso construir la parte superior del cuerpo en proporciones mayores, poco naturales. Pero, a su vez, ello habría aumentado su peso y disminuido su estabilidad; de hecho, la estatua no resistió al desafío del tiempo.

En realidad, no se sabe que forma pudo tener. Las fantasías renacentistas y alguna película mitológica nos muestran a un gigante con las piernas separadas sobre la entrada al puerto, pero es inverosímil que la estatua pudiera sostenerse de ese modo.
Tal vez se asemejaba a lagunas estatuas del dios Helios que se erigían en el mismo período. Lo cierto es que la obra no tuvo fortuna. En el 226 a.C. fue abatida por un terremoto que quebró sus rodillas. Sus fragmentos
permanecieron en el suelo, a la entrada del puerto, durante unos nueve siglos.

En el 654 d.C., con la invasión árabe, la isla fue conquistada y saqueada. Dado que el bronce representaba todavía un notable capital, los restos del Coloso fueron embarcados y transportados a Siria; según la tradición, los mercaderes que llevaron el tesoro para ser refundido debieron organizar una enorme caravana de 900 camellos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario