BABILONIA Y SUS JARDINES COLGANTES

De entre las siete maravillas del mundo antiguo, los célebres jardines colgantes de Babilonia es la que se escapa de un modo más obstinado a los arqueólogos. La historia de los jardines fue narrada por cinco escritores del mundo griego, pero Herodoto, que visitó Babilonia, no los cita en ningún momento.



Por otra parte, ningún texto antiguo en escritura cuneiforme ha confirmado su existencia. En consecuencia, los jardines siguen siendo un misterio. El escritor que más los cita es Beroso, un sacerdote de Marduk, probablemente un caldeo que nació hacia el año 350 a.C. Beroso escribió la Babiloniaka, libro destinado a hacer entender a los griegos que los babilonios no eran unos bárbaros. El libro, que desgraciadamente se ha perdido, fue recordado y citado por otros escritores.



De este modo Flavio Josefo escribió que los jardines fueron construidos por Nabucodonosor: "en su palacio hizo levantar elevaciones de piedras formadas como montañas, que cubrió con todo tipo de árboles. Además, tenía un llamado paraíso colgante, plantado porque su mujer, originaria de Media, lo deseaba, como una costumbre de su propio país".



Antes que él, el historiador Diodoro de Sicilia había proporcionado una descripción más detallada: los jardines se asemejan a un teatro, con una pendiente de terrazas escalonadas, gruesos muros de soporte, galerías subterráneas y un tejado impermeabilizado mediante juncos, betún, ladrillos, argamasa y plomo.



Quinto Curcio Rufo, Estrabón y Filón de Bizancio refieren otros detalles. Para este último, el tejado estaba suspendido sobre una rejilla de troncos de palmera, que se marchitaban sin romperse y en los que penetraban las raíces de los árboles situados sobre los mismos.



Además, existía un complicado sistema hidráulico que llevaba el agua hacia arriba y la distribuía en canales de riego. Es difícil entender cuantas de entre estas complejas descripciones fueron transmitidas por antiguas fuentes históricas o bien si fueron un pretexto para proponer las complejas y fantasiosas soluciones de ingeniería, a menudo totalmente teóricas, que contribuyeron una moda típica del período helenista.



Excavando el palacio de Nabucodonosor II, Robert Koldewey propuso una solución posible. Había encontrado en el perímetro del palacio los restos de una extraña construcción con bóvedas macizas y parcialmente construida con piedra y dotada de un extraño sistema hidráulico acaso destinado a llevar el agua a los pisos superiores.



La idea fue propuesta como una hipótesis, pero pronto se hizo popular, y en la actualidad se invita a los visitantes de Babilonia a admirar lo que queda de los famosos jardines. Pero la idea no convenció a los expertos. 



El edificio de Koldewey era, probablemente, una estructura administrativa (como lo testimonia el hallazgo de tablillas escritas) y la localización propuesta contrasta con una información precisa de Estrabón, quien situaba los jardines cerca de la orilla del río, donde el acceso al agua no constituía un problema. Otros investigadores han propuesto como alternativa que los jardines colgantes estaban situados entre el palacio, en el oeste, y el recodo del río.


FUENTE: El maravilloso mundo de la arqueología- Misterios - Jardines Colgantes - Planeta DeAgostini

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