El grado de libertad de una mujer dependía de su riqueza y su rango. Las adineradas podían tener un buen grado de independencia sobre todo si eran viudas.

Tras bambalinas, las esposas de emperadores y senadores tenían a menudo mucha influencia; tal es el caso de Livia, la esposa del emperador Augusto que ejercía un papel no oficial, y era ampliamente aceptado el que ella reinara junto a él, gobernara en su ausencia y hasta tuviera un duplicado del sello oficial.
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Livia esposa de Augusto |
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La mayoría de la ropa era de lana o lino, y los trabajos de hilar o tejer, era tarea de las esposas, pero no de las adineradas. El emperador Augusto obligaba a su hija Julia a hacerlo como ejemplo para las que las demás mantuvieran las viejas tradiciones romanas y demostraran virtudes de esposa.¡Julia odiaba hacerlo!.
Con respecto a la vestimenta, las mujeres romanas usaban una túnica interna y otra externa y a veces una capa. Las ricas usaban telas más ligeras importadas, como seda de China o algodón de la India.

Muchas romanas se maquillaban. El cutis pálido estaba de moda y se lograba con tiza en polvo o plomo blanco. El ocre rojo se usaba para las mejillas y los labios, y en los ojos, compuestos a base de ceniza o antimonio. Algunos de estos cosméticos eran venenosos.

Usaban mucha joyería, anillos, pulseras y collares. La mayoría eran de bronce barato y a veces de vidrio. Muchas mujeres se perforaban las orejas para los pendientes. Los broches aseguraban las prendas.

El cabello era otro tema para las romanas y a menudo llevaban extensiones en sus peinados.

Había otras carreras para las mujeres fuera de la casa y la tienda, aunque no muchas. Las ricas podían ser sacerdotisas, las más importantes de las cuales eran las vestales. Algunas tenían sus propios negocios. Había parteras, peluqueras y medicas profesionales, pero los hombres se reservaban la mayoría de las profesiones.
FUENTE: Nueva enciclopedia visual Clarín - Antigua Roma
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