Guardianes del Templo
Las gárgolas son uno de los elementos decorativos más espectaculares de las catedrales góticas. Su función no puede ser más prosaica: consisten en un caño para evacuar el agua de lluvia del tejado, vertiéndola a la mayor distancia posible para evitar la humedad en los muros de las iglesias. Aunque solemos asociarlas siempre con este período arquitectónico, lo cierto es que su uso lo podemos encontrar ya en templos griegos en la antigüedad, donde se usaban cabezas de leones para evacuar el agua de lluvia.
Gracias a que se encontraban en puntos de difícil acceso, se prestaban a que el artista desarrollara con plena libertad su imaginación creativa. De ahí que pronto tomaran la forma de figuras fantásticas: animales monstruosos en forma de demonios, dragones, grifos o quimeras, también formas humanas grotescas. Se cree que la primera vez que se usaron las gárgolas fue en la catedral de Laon, en el año 1220.
Los arquitectos de la época, también se dieron cuenta de que a más cantidad de gárgolas, menor era el caudal de agua que caía de ellas, lo que reducía en gran medida el daño que podía producir el agua en el lugar donde caía.
Como ya dijimos, las más comunes eran las de animales tanto perros como leones y de bestias mitológicas, pero también las había de forma humana, que representaban pasajes de la biblia, también con actitudes cómicas, grotescas o sexuales.
Tales imágenes se han interpretado como símbolos de las fuerzas del mal, ubicados paradójicamente en las catedrales para defenderlas de las propias fuerzas malignas que representan; de ahí que miren siempre hacia afuera.
Fuentes: Revista Historia National Geographic
Sitios Históricos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario