La Guardia Suiza a las ordenes del Papa

 Algunos historiadores atribuyen la creación de la Guardia Suiza al papa Sixto IV, en ocasión de un tratado de alianza que celebró con Suiza en 1478. Sin embargo, la mayoría de los historiadores le confiere este honor a Julio II, quien la habría formado en 1506 y establecido su número en 200 hombres. Se cree que su colorido uniforme fue diseñado por Miguel Ángel, pero el periodista Bart McDowell, en su libro El Vaticano por dentro, sostiene que, en realidad, el uniforme actual fue estrenado en 1914 y diseñado por un oficial de la misma Guardia. Al principio se trataba de mercenarios reclutados por el Papa para "la custodia y defensa de su persona y de sus Estados".



Hoy, con sus yelmos emplumados y sus elegantes alabardas, son acosados por los turistas para sacarse una foto. Ellos ni se inmutan, pero en el caso de disturbios, están preparados para lanzar gases lacrimógenos sobre los revoltosos. Sus alabardas hoy en día son un mero adorno, pero en su entrenamiento figura el manejo de armas modernas de fuego, en lo que son expertos, y desde el intento de asesinato del Papa Juan Pablo II, también son instruidos en Karate y Judo.



A lo largo de la turbulenta historia de Europa demostraron que eran un ejército en serio. No siempre salieron ganando. En la época de Clemente VII, en 1527, Las tropas al mando del emperador Carlos V invadieron Roma y aunque defendieron la ciudad heroicamente, no pudieron evitar el saqueo de la misma, en esta instancia solo sobrevivieron 42 guardias.



La cantidad de efectivos varió con el tiempo. En la actualidad son 135 y constituyen el único cuerpo armado del Vaticano, ya que en 1970 el Papa Pablo VI disolvió a los Guardias Nobles Pontificios, la Guardia Palatina de Honor y la Gendarmería Pontificia.

Los Guardias Suizos deben ser de esa nacionalidad, profesar la religión católica apostólica romana, tener experiencia militar, medir 1,74 cm de altura como mínimo y la edad oscila entre los 19 y 30 años. A estos requisitos hay que agregarles una reputación intachable y excelente salud.



El alistamiento mínimo dura dos años, pero los soldados del Papa vuelven a Suiza una vez por año para cumplir con el servicio obligatorio de dos semanas en las fuerzas armadas de ese país.



Se les permite el matrimonio a los 3 años de reclutamiento si el guardia a obtenido por lo menos el rango de cabo.

El comandante en jefe del cuerpo es el mismo Papa y sus subordinados juran servirlo "con lealtad, honor y a costa de cualquier sacrificio, incluso de su propia vida".



En algunas familias ser miembro de la Guardia es una tradición, como por ejemplo, los Pffyffer von Altishofen, que contribuyeron con once comandantes a lo largo de 3 siglos.

Usualmente el grado de comandante se otorga solo a alguien de sangre noble, pero ha habido excepciones.


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