LA BATALLA DE GARELLANO - 29 de diciembre de 1503

El 29 de diciembre de 1503, al alba entre el frío gélido y la lluvia torrencial, Bartolomeo de Alviano atacó a la cabeza de una fuerza de 3000 hombres principalmente caballería, a los franceses en la aldea de Sujo. Gonzalo de Córdoba había elegido ese lugar para cruzar el río porque aquí era relativamente estrecho, las orillas eran bastante firmes y no quedaban a la vista del enemigo.

Pedro Navarro, el experto en ingeniería de asedio, había diseñado un puente de pontones que podía montarse rápidamente en su lugar. La construcción comenzó durante la noche anterior, después de que los pontones, tablones y sogas a medida, preparados y a unos 25 km a retaguardia, hubieran sido llevados al río a lomos de mulas.

Bayard en la Batalla de Garellano

Los infantes normandos ebrios, dormidos en sus alojamientos en las afueras de Sujo fueron tomados por sorpresa cuando los hombres de Alviano cayeron sobre ellos e incendiaron los graneros y las casas.
Huyeron a lo largo de las embarradas orillas del río, perseguidos por la caballería y los piqueros españoles.

El propio Gonzalo de Córdoba, al mando del cuerpo principal de la infantería y la caballería pesada española, así como su propia guardia, cruzaron el puente detrás de los hombres de Alviano.
Ofrecían, con las armaduras bruñidas y las banderas desplegadas, un aspecto magnífico, pero quedaban pocos franceses que pudieran verlos. Temiendo que todos los enemigos pudieran escapar, Gonzalo envió por delante un cuerpo de caballería ligera para obstaculizarles la retirada.


Mapa de la batalla de Garellano

Río abajo, a unos 8 km, todo era confusión cuando los franceses intentaban desmantelar el puente que habían construido en noviembre y llevarse las piezas de artillería en las barquitas que flotaban. Pero antes de poder hacerlo, Fernando de Andrada condujo a su caballería a través del río. Los franceses, a las órdenes del marqués de Saluzzo, abandonaron todas sus pertenencias, incluidos nueve cañones, e incluso a sus heridos, y, cubiertos por una carga de caballería, se retiraron ordenadamente hacia Formia.

Cerca de Formia la carretera pasa a través de un estrecho desfiladero, allí dispuso su caballería el marques de Saluzzo y hubo una fiera batalla con la caballería de la vanguardia española.
Este fue el único combate auténtico del día, pero a pesar de los valerosos esfuerzos de los franceses fueron rechazados a última hora y se retiraron a Gaeta.

Imagen que representa a Gonzalo de Córdoba "el Gran Capìtán"

Los franceses retenían el puerto fortificado de Gaeta y también un pequeño bastión en la desembocadura del río, la Torre de Garellano. Además, la flota francesa estaba fondeada ante la costa desde noviembre, asegurando una ruta de avituallamiento segura. Esto significa que se hallaban en una posición fuerte cuando negociaron con Gonzalo de Córdoba la tregua después de la batalla. Se permitió marchar libremente a todas las tropas francesas y todos los prisioneros fueron liberados.

FUENTE: Enciclopedia de las Grandes Batallas Nº 17 - Batalla de Garellano - Editorial Rombo.







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