AUGUSTO : EL PRIMER CIUDADANO

Augusto está catalogado como el primer emperador. Pero él prefirió que lo conocieran como "Princeps", (Primer Ciudadano).


Con la muerte de Antonio, los largos años de guerra civil terminaron. Prontamente se puso Octavio a la tarea de reconstruir el estado. Lo primero que hizo fue dejar de lado los poderes especiales que había mantenido durante la guerra y reimplantar las elecciones anuales.

El mismo se postuló como cónsul y resultó elegido.



Los romanos estaban agradecidos con el hombre que los había devuelto a la paz. Lo colmaron de honores y le dieron el título de "Augusto", que quiere decir "el reverenciado".

Estaban dispuestos a concederle todo lo que pidiera, pero eso no estaba en la modalidad de Augusto. Retrotrajo la forma de vida a las de la República. Esto lo hizo aún más popular.

La "Gemma Augusta"

Pero tuvo cuidado de mantener en sus propias manos el mando del ejército.

Había mucho por hacer. Internamente, Augusto se puso a trabajar para mejorar el sistema de gobierno. Reformó el Senado, liberándolo de senadores indignos y multando a aquellos que eran demasiado indolentes para ir a sus reuniones. Al mismo tiempo, comenzó a reorganizar el Imperio.


La Guardia Pretoriana, fundada por Augusto

Su problema principal estaba en el límite norte, donde las tribus germánicas amenazaban con invadir Italia. Augusto envió a sus generales Agripa, Druso y Tiberio para hacer retroceder a las hordas. sus generales conquistaron inmensos territorios nuevos. De esta manera, Augusto formó un anillo de provincias para defender a Italia de las tribus bárbaras. La nueva línea de frontera corría a lo largo de los ríos Rin y Danubio.

El Imperio Romano en la época de Augusto, el color verde representa sus conquistas

Volvió entonces Augusto a la tarea de gobernar el Imperio. Designó gobernadores a sueldo de entre las filas de senadores e hizo todo cuanto pudo para gobernar dignamente. Y, sobre todo, facilitó a las provincias el poder recurrir a Roma en el caso de padecer un mal gobierno.

Para tener la seguridad de que sus órdenes fueran cumplidas, Augusto formó su propio servicio civil. Sus esclavos y libertos domésticos llevaban profusión de cartas desde y para sus cuarteles en Roma. Para acelerar el contacto con las provincias distantes, estableció un servicio postal el "cursus publicus". Sus mensajeros podían recorrer hasta 80 kilómetros en un día y pasar la noche en estaciones especiales del camino.

Augusto vivía sencillamente en Roma y trataba a sus conciudadanos como iguales. Pese a su poder, atendía respetuosamente los consejos del Senado y se preocupaba por acatar las leyes. Trabajó intensamente para recuperar las antiguas virtudes romanas, el respeto por los dioses, el trabajo y el deber.

Detalle del Ara Pacis, monumento en honor a Augusto por sus victorias en la Galia e Hispania

Reconstruyó templos y sancionó leyes para que el pueblo observara las festividades de los dioses.

Augusto quiso hacer de Roma una ciudad digna de gobernar un Imperio. Gastó sumas enormes de su propio dinero en nuevos edificios públicos, empleando para ello los mejores arquitectos y escultores de la época. Reunió a su alrededor un grupo de artistas, escritores y poetas, incluyendo a Virgilio, cuyo extenso poema "La Eneida" glorificó la historia de Roma.


FUENTE: Grandes Civilizaciones - Roma Antigua - Editorial Sigmar








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